lunes, 15 de marzo de 2010

7. HABLAR PARA SEDUCIR.

Históricamente, el término "seducción" se ha asimilado más al "arte del engaño", de hecho, ésta es la definición que recoge el diccionario de 1739: "Engañar con arte y maña". Persuadir suavemente al mar". Más acorde con lo que aquí nos interesa, considera la seducción como la posibilidad de ejercer una "influencia irresistible en ánimo del otro".
En un discurso seduce en primer lugar el sonido de las palabras que inevitablemente irá unido al tono y al timbre de voz, al ritmo, la cadencia,etc., el sonido impregna la percepción y la comprensión de lo que se está oyendo.
Tal vez comprendamos poco y mal lo que nos explica, pero su mensaje puede llegar a resultar igualmente atractivo, precisamente por la seducción que ejerce sobre nosotros la forma de su discurso.
Cuando se planifica una exposición oral o un texto escrito o se analiza un mensaje recibido, uno de los aspectos sobre lo que se puede incidir es el que se refiere al carácter connotativo de dicho mensaje. Si analizamos el impacto que produce en quien lo recibe y estudiamos la manera en la que influyen los diferentes recursos en el ánimo del receptor estaremos enseñando a nuestros alumnos a identificar los mecanismos de ls seducción.

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